Síndrome de Heidi o déficit de naturaleza
Síndrome de Heidi, ¿Nuevo mal del siglo XXI?
¿Os acordais de Heidi?, era la protagonista de uno de los dibujos animados de nuestra infancia. Volvamos unos años atrás para recordarla y entenderemos el por que de está asociación » Heidi-síndrome».En la entrada de hoy veremos la importancia del contacto con la naturaleza para los más pequeños.Veremos porque la falta de naturaleza en nuestras vidas «modernas» está provocando el síndrome de Heidi.
¿Quien era Heidi?:
Protagonista de dibujos animados, Heidi era una niña huérfana que fue a vivir en los Alpes con su abuelo. Allí, en plenas montañas, junto a Pedro el cabrero, crecía y sucedían sus aventuras. Un día es enviada a Frankfurt para acompañar en su día a día a Clara, una niña de muy buena familia. Por su discapacidad,Clara va con silla de ruedas y necesita la compañía de Heidi. Bajo los cuidados estrictos de la señorita Rottenmeier, se dispensa a las niñas una educación con la que Heidi acaba enfermando. La ciudad no es para Heidi…
A su vez cuando cuando Clara y Heidi van a los Alpes, Clara mejora. Incluso logra andar por su pie unos pasos.
Por lo tanto aquí es donde interviene el factor “naturaleza” y el porqué de este nombre para este nuevo mal. Otro mal de estos tiempos es el síndrome del pensamiento acelerado descrito por Augusto Cury, experto en psicología preventiva, podéis leer una entrada AQUÍ.
La naturaleza es importante para adultos como para niños, pero en edades tempranas es simplemente imprescindible para un buen desarrollo.
Déficit de naturaleza o síndrome de Heidi:
Se entiende por déficit de naturaleza la falta de exposición a la misma. Si bien se han descritos en estudios los beneficios del contacto con la misma para mejorar ciertas enfermedades, ahora el planteamiento es algo distinto.
Ya no hablamos de los beneficios cuando hay alguna patología de base, sino que la falta de contacto con la naturaleza puede ser la causante de males que van apareciendo.Males que a largo plazo, afectan tanto a nivel físico como psicológico.
Es sabido de los beneficios de exponer los niños a la naturaleza en situación de trastornos de hiperactividad, sedentarismo etc… hay varios estudios al respecto. Pero con este nuevo planteamiento, basado en la evolución de los juegos y de la propia infancia, así como de los trastornos que están apareciendo, se pone en tela de juicio la forma en la que educamos a los más pequeños. No hay todavía teoría como tal al respecto, pero sí serias sospechas de que el factor ambiental es clave para entender lo que está pasando. Los niños de hoy tienen carencias y hay riesgos para su salud.
Se empieza a desarrollar este planteamiento y se acuña en 2008 el término “trastorno por déficit de naturaleza” con Richard Louv . Todo empieza con su libro «Los últimos niños en los bosques, salvar a nuestros hijos del trastorno de déficit de naturaleza»,que es fruto de sus observaciones y estudio de campo tras realizar casi 3000 entrevistas a familias de estados Unidos.
Este concepto es «joven» pero varios estudios apuntan una serie de consecuencias.
- Menor forma física de los niños, sedentarismo y obesidad.
- Mayor incidencia de trastornos por déficit de atención con o sin hiperactividad.
- Mayor ansiedad infantil y baja autoestima.
- Menor conocimiento medioambiental incluso Biofobia así como Videophilia.
- Niños con falta de vitamina D.
- Aumento de la miopía. Las cifras de los casos de miopía son alarmantes, en 20 años se han duplicado. Los optometristas lo achacan a las pantallas a parte del carácter genético de la enfermedad. Cuando los niños usan tablet y móvil principalmente (la TV es menos dañina en este aspecto). La distancia de sus ojos a las pantallas y la luz azul emitida por el dispositivo dañan la vista de los niños. Ahora hay casos de miopía con 8 y 9 años cuando años atrás no aparecían antes de los 12/14 años. En cambio la visión que consiste en ver y observar en la naturaleza hace que se mire más lejos y sea más beneficioso. Igualmente en el exterior, la exposición a la luz solar, estimula la dopamina, un neurotransmisor importante para el crecimiento del ojo.
Como causante principal de todos estos males, el estilo de vida actual con menor exposición a la naturaleza.
Los tiempos fuera de los edificios para los niños son cada vez de menor duración. Ya no nos desplazamos andando. Usamos a menudo el coche, para ir de un sitio a otro, porque es más rápido. La parte que tiene que ver con la experiencia sensorial de los niños se ve afectada. Vivimos en un entorno donde hay que ir rápido, sin tiempo para observar, para explorar, mancharse. Nada de tiempos «muertos» ya que siempre vamos corriendo y por supuesto el uso cada vez mayor de los dispositivos electrónicos tanto para trabajar como para entretener son los factores que desencadenan este trastorno por déficit de naturaleza o dicho de otro modo síndrome de Heidi.
Cuanto sabiduría tiene Mafalda cuando nos dice que le parece que la vida moderna tiene más de moderna que de vida…
Las formas de disfrutar y beneficiarse del contacto con la naturaleza, son múltiples. Por ejemplo hace unos meses os explicamos en que consiste el Land Art podeis leer la entrada AQUÍ.
Es nuestra responsabilidad como padres y educadores cambiar el planteamiento para evitar empeorar las cosas.
¿ Os hemos convencido ? esperamos que sí.
Imagen destacada del post fuente:https://www.freepik.es/prostooleh